miércoles, 13 de junio de 2012

La Travesía

Algún día, las partículas que me atacan y me rodean tendrán que ceder ante mis persistente actitud de seguir adelante, cada batalla librada es una carga, los montículos que se dejan como escombros se adhieren a mi espalda tratándome de detener pero es inútil, la lluvia quema mi piel suavemente mientras mis brazos lentamente pierden su fuerza, el suelo poco a poco se desprende y flota en el aire bailando con el fuego, el aire corta las llamaradas abriéndome el paso hacia la habitación roja donde mis enemigos sigilosamente salen de las sombras y me atacan de sorpresa, el ruido les afecta alterando su silueta y  múltiples ondas sonoras vienen ante mi reclamo de ayuda, las constantes vibraciones me sacan a un pasillo colgante donde una
cascada caía sobre el, el agua lentamente se filtraba en goteras que  se expanden y desprenden un aroma hipnotizante, su hedor emite feromonas que me atraen hacia el oscuro abismo donde lo desconocido tiene forma de algo atractivo, cada paso altera mas la realidad y todo se vuelve más nítido, al acercarme más, una explosión me hace volar del lugar, nada me ayuda a detenerme tan solo voy vagando por la oscuridad sin poder ver siquiera mis propios recuerdos, la soledad nisiquiera esta conmigo

Lentamente siento como me consumo y me desintegro en partículas mas finas que la arena, diversos sonidos ejercen un patrón que lentamente me unen, de pronto el sonido se torno tangible y sintiéndose amenazado huye de mi y me ataca pero no me hace daño alguno, como si una barrera reflejara las ondas que me atacan y que tan solo se transforman en agua, desistiendo a su  ataque el sonido me hablo acerca de una melodía inconclusa, una melodía que no podía concluir a base de las lágrimas que le ofrecí, lentamente sentí como nuestras auras se fusionaban, el sonido tomo algo de mi pero a la vez me dejo algo de el, en  ese intercambio pude asimilar como el sonido estaba estructurado y lo podía manipular a mi manera, como si pudiera crear  una melodía que expresara lo que puede expresar una mirada, una melodía que pudiera crear las condiciones perfectas para poder ejercer cualquier actividad, una melodía con la que las flores danzan y crecen, pero que al usarlo mucho, se debilita y después se torna difícil de usar, el final de mi travesía concluye en un jardín disfrutando de una brisa tranquila, donde todo lo que dejé atrás fue controlado por el poder de la inocencia de un sentimiento quebrado que poseo dentro de mi.

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